Por Ingenieros Josefina Peres – Jorge Medina / Jefes Proyecto Saocom Conae
Desde hace semanas, el satélite argentino Saocom 1A circunvala la Tierra quince veces por día y entrega un arsenal de valiosos datos.
Desde los últimos minutos del domingo 7 de octubre pasado, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) de la Argentina, cuenta con un nuevo satélite en órbita, el Saocom 1A.
Está provisto de un novedoso instrumento de medición desde el espacio, un radar de microondas que permitirá determinar diversas características de los suelos, las montañas, los espejos de agua, los hielos, los mares y las ciudades. La lista no es totalmente abarcativa por cuanto las potencialidades de un instrumento de estas características distan mucho de estar completamente delimitadas.
El sistema Saocom está compuesto hoy por el satélite Saocom 1A, la red de estaciones terrenas distribuidas desde el Ártico hasta la Antártida (incluyendo por supuesto las argentinas en el Centro Espacial de la Conae en Córdoba, y en Tolhuin, Tierra del Fuego con equipamiento diseñado y construido en el país); el centro de control de misión y de producción de imágenes también en elCentro Espacial en Córdoba y, hacia inicios de 2020 se sumará el satélite Saocom 1B.
También se ha instalado una red de sitios de calibración en El Sosneado, Mendoza, con blancos de banda L para Saocom y de banda X para los satélites italianos CosmoSkyMED; en El Leoncito, San Juan, con blancos de banda L y una red de sensores de campo en sitios del INTA, del Servicio Meteorológico Nacional y en locaciones correspondientes a productores agropecuarios privados, que formará parte del sistema de calibración del radar y sus productos.
Desde la identificación de la necesidad de complementar las mediciones remotas satelitales ópticas con instrumentos de microondas a inicios del milenio, hasta la concreción presente de este primer hito con el satélite Saocom 1A, la Conae ha recorrido un largo camino de gestión tecnológica hasta darle forma al Proyecto Saocom para el desarrollo y fabricación del primer satélite argentino de observación de la Tierra con radar de microondas.
Numerosas revisiones, a partir de 2008, ante representantes de las agencias más avanzadas en materia aeroespacial como la NASA de EEUU; ESA de Europa; CSL de Bélgica; CSA de Canadá; JAXA de Japón; y muy particularmente ASI de Italia, esta última asociada al proyecto mediante la integración del Sistema Ítalo Argentino de Gestión de Emergencias (Siasge), le dieron aval al trabajo de hasta ochocientos argentinos. Todo realizado con una metodología de trabajo estandarizado según una normativa de la actividad aeroespacial, rigurosa y específica, que guió la labor de los numerosos organismos y empresas, en total sincronía.
Al calor de este proyecto de la Conae, empresas ya establecidas como la barilochense Invap, la firma pública VENG SA y organismos como la Comisión Nacional de Energía Atómica, desarrollaron nuevas capacidades. A su vez, nuevas empresas fueron creadas o actualizadas para satisfacer necesidades particulares del proyecto, como las cordobesas STI, Ascentio y DTA, además de SUR de Capital Federal, IMER y SADE de Buenos Aires. Por el lado del aporte universitario, el grupo GEMA de la Universidad Nacional de La Plata ha tenido también una importante participación.
Ya antes del lanzamiento del Saocom 1A, y como subproducto de su derrotero, el país contaba con un capital humano y un complejo industrial capaces de manufacturar productos de alto valor agregado, tanto en hardware como en software, comparables en calidad a aquellos de empresas internacionales de primera línea en la materia. Una nueva estación terrena en Tierra del Fuego, un potenciado Laboratorio de Integración y Ensayos (LIE) de calidad espacial y un nuevo Centro de Control de Misión Saocom en Córdoba, acrecientan el patrimonio que le permitirá a la Conae responder a las previsiones del Plan Espacial con mayor autonomía nacional. Asimismo, la radarización del espacio aéreo nacional se ha nutrido de los avances logrados por Invap en el marco del desarrollo del proyecto satelital Saocom.
Este primer satélite Saocom, circunvalando el planeta Tierra quince veces por día en su órbita de 620 kilómetros de altura, que recorre a 27.500 Km/h de velocidad, responde con gran seguridad a las pruebas a las que viene siendo sometido desde pasados sólo minutos de su lanzamiento. Sus paneles solares, incansables de cara al sol, sus propulsores ya prestos para maniobrar con precisión, la nave que da soporte y transporte a uno de los instrumentos más sofisticados que se haya construido, con una antena radar de avanzada desde el punto de vista tecnológico, todo está siendo puesto en marcha, calibrado y caracterizado con muy buenos resultados. La Argentina ingresa así al selecto grupo de naciones que disponen de información propia satelital de radar.
El éxito alcanzado hasta el momento en la puesta a punto de los sistemas a bordo del satélite y del equipamiento de control y procesamiento en tierra, permite avizorar un futuro promisorio. A partir del Saocom 1ª, los usuarios de sus imágenes contarán con un nuevo universo de datos, que les permitirán desarrollar sus actividades regulares con mayor eficiencia y calidad.
La frecuencia elegida en la banda L del rango de las microondas, es particularmente útil en el relevamiento de parámetros geofísicos del terreno ya sea para obtener información relevante para las actividades económicas del agro, como para brindar soporte a la mitigación de las emergencias ambientales, realizar estudios sistemáticos en los campos de las ciencias forestales y geológicas, entre otras muchas aplicaciones. La disposición de los productos Saocom por parte de la comunidad científico tecnológica nacional, ofrece además una oportunidad de desarrollo de nuevas aplicaciones en las diversas disciplinas involucradas en estudios de la tierra y el mar en general.
En las semanas transcurridas desde el lanzamiento del satélite Saocom 1A en esa «noche espacial» del pasado 7 de octubre, que marca un antes y un después en la crónica de la actividad aeroespacial argentina, muchos medios se han hecho eco de tamaño logro de todos los argentinos. No hubiera sido posible alcanzar este hito sin un sistema educativo inclusivo, que formó a los profesionales universitarios capaces de conformar ese complejo industrial necesario para alcanzar esta meta, el afán emprendedor de la pequeña y mediana industria argentina, y un Plan Espacial Nacional que encomienda a la Conae el impulso al desarrollo de nuevas empresas de tecnologías innovativas.